De igual forma que protegemos nuestra piel del sol, también debemos hacerlo con los ojos, que son mucho más sensibles a la radiación solar que la propia piel. La OMS informa de que más de tres millones de personas pierden visión al año por culpa del exceso de radiación solar.
La radiación ultravioleta puede causar problemas oculares graves, sequedad, cataratas, degeneración macular o problemas de retina entre otras enfermedades que nos puede causar la exposición solar sin la protección adecuada.
La manera de proteger nuestros ojos es con unas gafas de sol, pero recuerda, no cualquier tipo. Unas gafas sin la calidad adecuada pueden generar un efecto todavía más adverso.
Y ¿Cómo deben ser esas gafas de sol?
Han de ser unas gafas con la etiqueta CE, sinónimo de que ha pasado unos requisitos mínimos exigidos por la comunidad europea.
Con un filtro solar (luminosidad) que se adapte al uso que le vamos a dar. Los filtros van del 0 a 4, siendo 4 la máxima protección.
Deben filtrar la radiación UV por debajo de los 400nm, esta información muchas veces no aparece en la gafa por eso es muy importante solicitarla al experto que nos la venda.
El color del cristal afecta a la comodidad de visión personal de cada uno, pero no es un filtro y no afecta a la protección de los ojos
Ahora que ya sabemos cómo proteger nuestros ojos ya podremos disfrutar del sol con seguridad, y recuerda que si tienes dudas siempre puedes consultar con tu especialista habitual.